A menudo la gente se queja del país en que nació y da por sentado que muchos de sus proyectos y anhelos en los cuales fundamenta la fuerza de su corazón, su cuerpo y su mente no se cumplirán. Sus pensamientos se gastan en torno a la chatura del ambiente, los desencantos relacionados con la falta de empleo, la falta de oportunidades, el prebendarismo que llega a exagerados niveles en las esferas gubernamentales así como la carencia de justicia.
Pues bien, quien se entrega, quien se dice a sí mismo que el firmamento de su futuro es invadido no solamente por nubes tomentosas sino también por langostas, no saldrá jamás adelante. Y se quedará metido en un frasco. Y será motivo de decepción para sus padres que lo han traído al mundo esperanzados.
Hay miles de ejemplos de personas que no claudican, que pelean por sus sueños con las armas que tienen al alcance, así como hay ejemplos numerosos de gentes que poseen un talento especial y dan el brazo a torcer.
Paul Valéry, poeta de los buenos si los hay, ha hecho un magistral recorrido por las letras y se convirtió en un referente para muchas generaciones. Cabe decir que su perseverancia en el trabajo tenía plena correspondencia con su capacidad creativa. Durante 55 años se levantó diariamente a las 5 de la mañana para escribir hasta las 11.
Pues así, a fuerza de llevar una existencia casi estoica se alcanza el triunfo.
Miguel de Cervantes estuvo en prisión, no tenía una computadora a su alcance, pasó penurias económicas porque no contaba con un mecenas, y en la batalla de Lepanto perdió su mano izquierda. ¿Estos sinsabores pesaron sobre su ánimo? De ninguna manera, tal parece, pues escribió una obra colosal que deja y seguirá dejando admirados a miles de lectores. Me refiero a “Don Quijote de la Mancha”. Y debe saberse que no paró en tan afamado libro, pues también escribió una novela llamada “La Galatea” y otras muchas más así como numerosas obras de teatro, entremeses y poesías.
La época le fue esquiva: la galera en que iba fue asaltada por los turcos, quienes lo tomaron preso y entregaron como esclavo en Argel.
El rescate que pidieron por él era exagerado de manera que vivió en la sombra de la prisión por cinco años.
El escritor trató de fugarse cinco veces. Aquí viene a cuento unos versos de Almafuerte: Si te postran diez veces, te levantas/ otras diez, otras cien, otras quinientas:/ no han de ser tus caídas tan violentas/ ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
El caso es que Cervantes fue trasladado a Estambul donde consiguió su libertad en 1580.
Tenemos en su figura el ejemplo de un hombre que sabía que nada debía impedir que su talento fuera frustrado. Salió victorioso de las tribulaciones y de las cárceles.
Por ley o por lógica se desprende que los triunfos, las conquistas vienen con mucho sudor, mucho temple, mucha perseverancia, mucha voluntad para sobreponerse a las caídas, que sí, que existen y hasta suelen ser amargas.
No hay gloria humana, creo yo, que no tenga una historia de esfuerzo y casi de heroísmo.
A mí me apena en gran manera que muchos jóvenes se desalienten tempranamente.
Hay que esmerarse día tras día por alcanzar la meta propuesta contando con la fortaleza propia y ese empeño que uno debe tener como compañero fiel de existencia.
La vida no es fácil, de ninguna manera.
La vida es un desafío.
Pero no hay que darse por vencido nunca.
Delfina Acosta
desde Asunción del Paraguay
20 de Febrero de 2012
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