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Chocolate: ¿pecado o placer saludable? - Una nota de Eroski Consumer


Para mitigar las penas, para alegrar un día gris o para celebrar los mejores momentos. Así es el chocolate, un dulce que no deja indiferente. Por un lado se le otorgan propiedades saludables mientras que por otro se le adjudican efectos negativos como provocar acné, sobrepeso, migraña o caries. Incluso hay quien llega a decir que crea adicción. Pero lo cierto es que no se conoce con seguridad el fundamento de algunas de estas suposiciones.


El chocolate, principal derivado del cacao, contiene, según los expertos, compuestos que reportan propiedades antioxidantes beneficiosas, especialmente interesantes para la salud cardiovascular. Antes de divulgar las bondades del chocolate y hacerlo con la certeza que otorga la evidencia científica, conviene especificar el tipo, según sea negro, con leche o blanco. Se han publicado estudios que avalan las características beneficiosas de este producto, siempre y cuando se trate del chocolate más puro, el negro, y su consumo no sea excesivo. Y es que una ingesta moderada (20 gramos) podría proporcionar propiedades beneficiosas a nivel cardiovascular y emocional.

Chocolate negro, tableta de salud

Son numerosos los adjetivos que tradicionalmente acompañan al cacao, desde curativo hasta dañino y afrodisíaco. Y todavía en estos momentos muchos estudios tratan de descifrar sus propiedades. La manera más popular de consumir cacao es en forma de chocolate, su principal derivado. Por tanto, es el consumo de chocolate el que influye en la salud de la mayoría de los ciudadanos. Se sabe que a mayor contenido de pasta de cacao la calidad del chocolate es superior y más indiscutibles son, por tano, sus beneficios para el organismo. El chocolate negro 99% (99% de pasta de cacao) tiene el doble de contenido en cacao que el chocolate con leche (menos del 40% de cacao) y duplica el contenido de compuestos antioxidantes protectores. Por su parte, el chocolate blanco tiene manteca de cacao, pero no la pasta de cacao rica en antioxidantes. No es correcto por tanto alabar las propiedades de este dulce sin especificar más, ya que el chocolate más consumido por la población es el chocolate con leche, mientras que el objeto de atributos saludables es el negro, y mejor aún cuanto más cacao tenga, es decir, cuanto más amargo sea. Es más, las investigaciones subrayan que el efecto antioxidante del cacao se inhibe por acción de la leche, ingrediente común tanto en la presentación soluble como en las tabletas de mayor consumo. Según los expertos esto puede deberse a la formación de complejos no absorbibles entre los antioxidantes y las proteínas lácteas. En otras palabras, que para que el chocolate resulte verdaderamente sano, se ha de tomar puro, amargo.

Destaca porque...

Reduce la presión arterial. El metanálisis más reciente realizado por investigadores australianos concluye que el consumo habitual de chocolate negro o de productos derivados del cacao puro se asocia a una reducción pequeña, pero significativa, en las cifras de presión arterial de individuos hipertensos. El mecanismo de acción se asocia a la capacidad de los polifenoles, antioxidantes que contiene el cacao, de aumentar la formación de óxido nítrico endotelial, compuesto implicado en la vasodilatación arterial, acción que redunda en una disminución de la presión arterial.

Regula el colesterol. Se sabe que la grasa saturada de la manteca de cacao, por su riqueza en ácido esteárico, no aumenta el colesterol -a diferencia de las grasas saturadas de otros alimentos- sino todo lo contrario. Se ha comprobado que el consumo de cacao o de chocolate negro se traduce en una disminución de los niveles de colesterol total y de colesterol LDL (colesterol malo), si bien no hay cambios en el colesterol HDL. Así concluye el único metanálisis que ha evaluado el efecto de los productos derivados del cacao en el perfil lipídico realizado por investigadores de la Universidad de Ciencias Médicas de Pekín. Los autores sugieren que es preciso estudiar la dosis de consumo saludable así como el efecto en los niveles de lípidos a largo plazo.

A pesar de las acciones favorables del cacao, hay que considerar que los derivados más consumidos por la población general (cacao soluble, bebidas de cacao, chocolate con leche, barritas, bombones, trufas, etc.) son dulces en general con una alta carga de azúcares, grasas y calorías. Estos productos no son una opción aceptable para la mejora de la salud cardiovascular. Lo razonable sería animar que la población haga un consumo moderado de cacao puro o de chocolate negro en sustitución de dichos dulces.

Dermatología psiquiátrica: los problemas de tu piel

Marta García Bustinduy
 dermatóloga
Hospital Universitario de Canarias

"Bajo una alteración cutánea hay multitud de sustancias relacionadas con el estrés"

Piel y mente están interconectadas en el embrión, una asociación que se manifiesta en la vida adulta en forma de enfermedades cutáneas con una base psicológica o de patologías mentales que dan lugar a problemas en la piel. Sin embargo, el paciente que acude a la consulta del dermatólogo no siempre acepta de buen grado que le deriven a un psicólogo o psiquiatra. De ahí que, cada vez más, haya especialistas con sensibilidad por el malestar psicológico de sus pacientes y consultas donde dermatólogo y psicólogo o psiquiatra atienden de manera conjunta a estas personas.


Por CLARA BASSI en Eroski Consumer
5 de abril de 2011
Extractos de una entrevista realizada a Marta García Bustinduy,
profesora titular de Dermatología de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Laguna
y adjunta de Dermatología del Hospital Universitario de Canarias.
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De origen, la mente y la piel tienen la misma capa en el embrión. Por eso, la mente se relaciona con la piel, y al revés. Las afecciones cutáneas causan malestar psicológico y las enfermedades de la mente se ven en la piel. La Dermatología Psiquiátrica tiene en cuenta esto y va de la mano de la asistencia que prestan psiquiatras y psicólogos para atender a los pacientes. Entiende ese origen común y que todo está interconectado, tiene más sensibilidad para ello.

Las enfermedades más reconocidas de la piel relacionadas con la psiquiatría, la psicología y determinados estados de ánimo son las más crónicas o que duran más tiempo, como la psoriasis, la dermatitis atópica, el acné, la urticaria, la alopecia y la rosácea. También los problemas cutáneos que se desarrollan en la cara o en el pelo, es decir, que se ven y que tardan tanto tiempo en superarse, que llegan a provocar un deterioro.

"Las afecciones cutáneas causan malestar psicológico y las enfermedades de la mente se 'ven' en la piel"
Figuran las alteraciones del sistema nervioso central, como la depresión o la ansiedad, que llevan a las personas a lastimarse la piel, a pellizcarse o a rascarse por distintas razones: por soledad, porque quieren llamar la atención, porque buscan que les atiendan o mimen. A veces, incluso, se rascan de manera compulsiva sin ser conscientes.

El estrés actúa en dos sentidos. El estrés puro, del propio organismo, interviene con sustancias como la adrenalina, que provoca prurito que lleva a rascarse más. Como condición, estar bajo una situación de estrés supone un empeoramiento de todas las alteraciones cutáneas que se sufran, como la psoriasis, la dermatitis atópica, el acné o la urticaria. Y por desgracia, ésta es una de las epidemias de este siglo.

"El dermatólogo no solo debe curar la lesión de un paciente, sino analizar cómo tratarle y decidir si es necesario aplicar un tratamiento más agresivo"

Hoy se sabe que hay implicado un sistema neuroinmunoendocrino, compuesto por neurotransmisores -sustancias que utilizan las células para comunicarse en el cerebro-, hormonas y citoquinas -que forman parte del sistema inmunitario para que las células se comuniquen entre sí-. En el momento del período menstrual, el nerviosismo que sufre la mujer puede favorecer el acné. Con estrés se detectan toda una serie de sustancias implicadas, como el cortisol (cortisona natural del organismo), que se modifican y que pueden provocar picor. Es decir, bajo una alteración cutánea hay multitud de sustancias implicadas y muchas están relacionadas con el estrés. Hoy en día se reconoce que esta asociación tiene una base científica.

Tratar a una persona de la piel mejora sus problemas mentales. No obstante, el afectado, en momentos distintos de su vida, no vive la enfermedad de la misma manera. Puede haber pacientes muy preocupados con muy pocas lesiones y otros, por el contrario, con muchas, que les preocupe menos. Todo depende de la personalidad, la mente de cada uno o del apoyo social que tenga, entre otros. El dermatólogo no solo debe curar la lesión que padezca un paciente, sino analizar cómo tratarle y decidir si es necesario aplicar un tratamiento más agresivo, como en el caso de la psoriasis. El abordaje psicodermatológico es el propio de la Dermatología Psiquiátrica.

"El hecho de que las afecciones cutáneas queden ocultas no es garantía de un menor impacto psicológico"
El paciente que acude al dermatólogo, en general, acepta mal que le deriven a un psiquiatra o a un psicólogo. Los dermatólogos que nos dedicamos a esta especialidad tenemos que ser más sensibles e ir más allá. Debemos hablar con los pacientes y, en ocasiones, tratar de derivarles, lo que no siempre es sencillo. Hay que explicarle muy bien al afectado para que entienda que su problema radica en el sistema nervioso.

Hay que aceptar que el estrés es un factor desencadenante. Y forma parte de la vida. Por este motivo, es importante tener un equipo multidisciplinar que atienda a estos pacientes. El dermatólogo trabaja de la mano del psiquiatra y del psicólogo, pasan consulta juntos, a la vez. Pero no ocurre esto en todos los hospitales.

El paciente responde  muy bien a este tipo de abordaje psicodermatológico. Pone cara de satisfacción cuando se le hace una pregunta de forma delicada sobre su vida o se le sonsaca sobre su malestar con un comentario del tipo "¿usted cuándo va a la playa no tiene la sensación de que le miran? A mí me ha pasado, pero no se preocupe, porque lo que tiene no se contagia". En esta sociedad, los cánones de belleza están, a menudo, lejos de la realidad. A las personas con acné o psoriasis, en ocasiones, se les mira mal y ello puede afectar a sus relaciones sociales, ocasiona que estén más tristes e, incluso, que les sea más difícil encontrar trabajo y sufran estrés y depresión.

TRATAMIENTOS A MEDIDA

Las afecciones dermatológicas no se tratan siempre igual en todos los pacientes, ni siquiera en la misma persona en distintas etapas de su vida. En el caso de la psoriasis, desde hace unos quince años se administran medicamentos sistémicos (inmunosupresores e inmunomoduladores) y sustancias tópicas mediante cremas, pomadas, ungüentos y champús, pero ahora también se aplican, de forma más agresiva, terapias biológicas. Éstas no siempre son aplicables a todos los pacientes. En ocasiones, ellos mismos piden al médico que sea más agresivo en los tratamientos, en función de su circunstancia vital.

"Cada persona necesita un tratamiento a medida. No es lo mismo un niño de 10 o 12 años que un adolescente de 15 o 18 con acné. En el caso de la psoriasis, tampoco es lo mismo un paciente que está casado, con hijos y que tiene un trabajo, que una persona que se incorpora al mercado laboral y tiene relaciones interpersonales, ya que esta patología tiene un impacto social importante".

Los profesionales de la Dermatología Psiquiátrica también tienen en cuenta, en el momento de decidir el tratamiento, dónde se localiza la enfermedad cutánea, ya que al paciente le avergüenza más padecerla en una parte visible del cuerpo, como en la cara, que en otras partes que quedan tapadas con la ropa, como la espalda. "No obstante, el hecho de que la lesión quede oculta no es garantía de un menor impacto psicológico".

Las heridas en ciertas zonas corporales, como los genitales, también puede generar un importante malestar psicológico. Por todo ello, la elección de un tratamiento para la piel de cada paciente no solo depende de las lesiones físicas, sino también de su incomodidad psicológica, que puede ser distinta a lo largo de las diferentes etapas de su vida.

Adolescentes, tabaco y mentol

de una nota en Eroski Consumer
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El 65% de los menores de edad que fuman optan por los cigarrillos mentolados, que se han demostrado más adictivos y peligrosos para la salud.
El mentol se ha utilizado de forma habitual como aditivo en los cigarrillos para proporcionar frescor. Sin embargo, el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo pide que se retire de la venta al público este tipo de tabaco. La razón, apoyada por profesionales del sector sanitario de 40 asociaciones profesionales y sociedades científicas, es que esta sustancia, además de potenciar el hábito de fumar, provoca efectos más dañinos en el organismo humano y, más si cabe, cuando se está en pleno desarrollo.

Por MONTSE ARBOIX
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El mentol está asociado a productos para la higiene dental o enjuagues bucales, golosinas y caramelos, medicamentos, pastillas para la tos, cremas para el dolor y lociones para tratar la picazón, entre otras. Se asocia a la menta, a su frescor y a su origen vegetal. Por estos motivos, pocas veces se tiene en cuenta que es un alcohol obtenido de forma sintética a partir de ésta (Menta arvensis) y que puede implicar intoxicación. Es el caso de los cigarrillos mentolados, entendidos como menos nocivos que el tabaco convencional, si bien tienen poco de naturales y mucho de peligrosos, como denuncian desde el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT).


Según profesionales y especialistas de hasta 40 asociaciones científicas, el mentol que incluyen algunos cigarrillos es todo menos inocuo. Aumenta la proporción libre de nicotina y potencia sus propiedades adictivas, además de ser broncodilatador, por lo que la nicotina penetra de manera más profunda en el árbol pulmonar y se inhalan más sustancias cancerígenas. A la vez, hace el producto menos desagradable en las primeras fases de consumo y enmascara el sabor del tabaco y los primeros signos nocivos.


Un estudio publicado en 2008 en "American Journal of Public Health" ya aseguraba entonces que esta sustancia oculta la sequedad e irritación que causa el humo del tabaco, si bien no se reduce la acción negativa de las sustancias dañinas, como la nicotina. Las cifras apuntaban que el 43,8% de los jóvenes de 12 a 17 años que empezaban a fumar lo hacía con cigarrillos mentolados, frente al 35,6% de los fumadores de 18 a 24 y del 30% con más de 30 años.

El tabaco es el único producto de venta legal que no está obligado a reflejar en el etiquetado todos sus componentes.

Desde la CNPT denuncian también que estos cigarrillos mentolados son más adictivos que otros sin esta sustancia, gustan más a la población más joven, igual que ocurre con los de sabores frutales frecuentes en países latinoamericanos. Por este motivo y para ayudar a retrasar la edad de inicio en este hábito, este comité exhorta al Estado que adopte acciones de control legal sobre la industria del tabaco.

Evidencian que las cajetillas no informan de manera veraz de los componentes de los cigarrillos, ya que solo anuncian el porcentaje de nicotina, alquitrán y monóxido de carbono, pero no de los otros aditivos, al acogerse a interpretaciones poco claras de las leyes del secreto y propiedad industrial. Se registra una situación, al menos, extraña: el tabaco es el único producto de venta legal no sujeto a la Directiva Europea de etiquetado, que obliga a comercializar todos los productos dirigidos al consumo humano, como alimentos, cosméticos o medicamentos, entre otros, con una etiqueta donde estén reflejados todos y cada uno de sus componentes. Para la CNPT, está situación es incomprensible.

¿Evidencia insuficiente o interés económico?

Asesores de la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA) aseguran que la evidencia científica disponible es insuficiente para extraer conclusiones sobre la peligrosidad del tabaco mentolado. Aunque no niegan que sea más adictivo, señalan que no se puede determinar que los fumadores tengan un mayor riesgo de sufrir enfermedades relacionadas. No obstante, la FDA no está obligada a seguir las recomendaciones de los expertos de los paneles que la conforman. Un apunte: los cigarrillos mentolados suponen el 30% de más de 83.000 millones de dólares ingresados por la venta de tabaco. Lorillard Inc. y R.J. Reynolds Tobacco Company de Reynolds American Inc. (dos de las industrias más importantes dedicadas a la producción de tabaco) han presentado una demanda para impedir que la FDA considere la opinión de sus expertos en su decisión final.

Otros componentes nocivos

La nicotina es una sustancia adictiva que se absorbe de manera fácil y muy rápida al inhalar o fumar un producto de tabaco. Al agregarse al torrente sanguíneo, esta sustancia estimula las glándulas suprarrenales que, a su vez, aumentan la liberación de adrenalina, una sustancia que estimula el sistema nervioso central. La adrenalina hace incrementar la presión arterial, el ritmo respiratorio y la frecuencia cardiaca. También se libera más glucosa en sangre, pero la nicotina anula la producción de insulina del páncreas.

Aunque altamente adictiva y tóxica, la nicotina es la culpable de provocar cáncer. Los agentes peligrosos señalados como cancerígenos son los componentes que forman parte del humo del tabaco (con monóxido de carbono, alquitrán, acetaldehído, cianuro y amoniaco). El monóxido de carbono incrementa el riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular y el alquitrán, cáncer de pulmón, enfisema y trastornos bronquiales.

Igual que sucede con sustancias como la cocaína, la heroína o la marihuana, la nicotina aumenta los niveles de un neurotransmisor (la dopamina) relacionado con la búsqueda del placer del cerebro y el desarrollo de adicciones. En el caso de muchos fumadores, la exposición persistente a la nicotina provoca un consumo compulsivo, aunque conozcan los resultados dañinos que tiene para la salud. Además, el acetaldehído del humo del tabaco incrementa el efecto que tiene la nicotina sobre el cerebro. Lo peor es que los adolescentes son más susceptibles a los efectos de esta sustancia y tienen una mayor probabilidad de desarrollar adicción al tabaco.

CIFRAS ALARMANTES


Si no se revierten las cifras, en 2020 se atribuirán diez millones de fallecimientos a este hábito

El tabaco es una de las principales causas prevenibles de enfermedades crónicas y se estima que cada año mueren por su causa alrededor de cinco millones de personas, unas 55.000 en España. El escenario futuro no se prevé mejor. Los expertos vaticinan que si no se revierten las cifras, en 2020 se atribuirán diez millones de fallecimientos a este hábito. En los países desarrollados es la primera causa de muerte prematura. Los expertos en tabaquismo la consideran una enfermedad pediátrica, ya que la edad de inicio se establece en la adolescencia: los últimos datos aseguran que el 90% de los fumadores dicen haber fumado su primer cigarrillo antes de los 18 años y el 60%, antes de los 14.

En España, la edad de inicio ronda los 13 años (ser hijo de un fumador aumenta la posibilidad de adicción al tabaco), la más temprana de todo el territorio europeo, y un 30% de los jóvenes de nuestro país ya se consideran adictos al tabaco, una cifra que ha aumentado de forma considerable los últimos años. El mayor número de fumadores noveles se concentra entre adolescentes con nivel de estudios bajo y el menor, entre quienes han cursado estudios universitarios.