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Adolescentes, tabaco y mentol

de una nota en Eroski Consumer
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El 65% de los menores de edad que fuman optan por los cigarrillos mentolados, que se han demostrado más adictivos y peligrosos para la salud.
El mentol se ha utilizado de forma habitual como aditivo en los cigarrillos para proporcionar frescor. Sin embargo, el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo pide que se retire de la venta al público este tipo de tabaco. La razón, apoyada por profesionales del sector sanitario de 40 asociaciones profesionales y sociedades científicas, es que esta sustancia, además de potenciar el hábito de fumar, provoca efectos más dañinos en el organismo humano y, más si cabe, cuando se está en pleno desarrollo.

Por MONTSE ARBOIX
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El mentol está asociado a productos para la higiene dental o enjuagues bucales, golosinas y caramelos, medicamentos, pastillas para la tos, cremas para el dolor y lociones para tratar la picazón, entre otras. Se asocia a la menta, a su frescor y a su origen vegetal. Por estos motivos, pocas veces se tiene en cuenta que es un alcohol obtenido de forma sintética a partir de ésta (Menta arvensis) y que puede implicar intoxicación. Es el caso de los cigarrillos mentolados, entendidos como menos nocivos que el tabaco convencional, si bien tienen poco de naturales y mucho de peligrosos, como denuncian desde el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT).


Según profesionales y especialistas de hasta 40 asociaciones científicas, el mentol que incluyen algunos cigarrillos es todo menos inocuo. Aumenta la proporción libre de nicotina y potencia sus propiedades adictivas, además de ser broncodilatador, por lo que la nicotina penetra de manera más profunda en el árbol pulmonar y se inhalan más sustancias cancerígenas. A la vez, hace el producto menos desagradable en las primeras fases de consumo y enmascara el sabor del tabaco y los primeros signos nocivos.


Un estudio publicado en 2008 en "American Journal of Public Health" ya aseguraba entonces que esta sustancia oculta la sequedad e irritación que causa el humo del tabaco, si bien no se reduce la acción negativa de las sustancias dañinas, como la nicotina. Las cifras apuntaban que el 43,8% de los jóvenes de 12 a 17 años que empezaban a fumar lo hacía con cigarrillos mentolados, frente al 35,6% de los fumadores de 18 a 24 y del 30% con más de 30 años.

El tabaco es el único producto de venta legal que no está obligado a reflejar en el etiquetado todos sus componentes.

Desde la CNPT denuncian también que estos cigarrillos mentolados son más adictivos que otros sin esta sustancia, gustan más a la población más joven, igual que ocurre con los de sabores frutales frecuentes en países latinoamericanos. Por este motivo y para ayudar a retrasar la edad de inicio en este hábito, este comité exhorta al Estado que adopte acciones de control legal sobre la industria del tabaco.

Evidencian que las cajetillas no informan de manera veraz de los componentes de los cigarrillos, ya que solo anuncian el porcentaje de nicotina, alquitrán y monóxido de carbono, pero no de los otros aditivos, al acogerse a interpretaciones poco claras de las leyes del secreto y propiedad industrial. Se registra una situación, al menos, extraña: el tabaco es el único producto de venta legal no sujeto a la Directiva Europea de etiquetado, que obliga a comercializar todos los productos dirigidos al consumo humano, como alimentos, cosméticos o medicamentos, entre otros, con una etiqueta donde estén reflejados todos y cada uno de sus componentes. Para la CNPT, está situación es incomprensible.

¿Evidencia insuficiente o interés económico?

Asesores de la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA) aseguran que la evidencia científica disponible es insuficiente para extraer conclusiones sobre la peligrosidad del tabaco mentolado. Aunque no niegan que sea más adictivo, señalan que no se puede determinar que los fumadores tengan un mayor riesgo de sufrir enfermedades relacionadas. No obstante, la FDA no está obligada a seguir las recomendaciones de los expertos de los paneles que la conforman. Un apunte: los cigarrillos mentolados suponen el 30% de más de 83.000 millones de dólares ingresados por la venta de tabaco. Lorillard Inc. y R.J. Reynolds Tobacco Company de Reynolds American Inc. (dos de las industrias más importantes dedicadas a la producción de tabaco) han presentado una demanda para impedir que la FDA considere la opinión de sus expertos en su decisión final.

Otros componentes nocivos

La nicotina es una sustancia adictiva que se absorbe de manera fácil y muy rápida al inhalar o fumar un producto de tabaco. Al agregarse al torrente sanguíneo, esta sustancia estimula las glándulas suprarrenales que, a su vez, aumentan la liberación de adrenalina, una sustancia que estimula el sistema nervioso central. La adrenalina hace incrementar la presión arterial, el ritmo respiratorio y la frecuencia cardiaca. También se libera más glucosa en sangre, pero la nicotina anula la producción de insulina del páncreas.

Aunque altamente adictiva y tóxica, la nicotina es la culpable de provocar cáncer. Los agentes peligrosos señalados como cancerígenos son los componentes que forman parte del humo del tabaco (con monóxido de carbono, alquitrán, acetaldehído, cianuro y amoniaco). El monóxido de carbono incrementa el riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular y el alquitrán, cáncer de pulmón, enfisema y trastornos bronquiales.

Igual que sucede con sustancias como la cocaína, la heroína o la marihuana, la nicotina aumenta los niveles de un neurotransmisor (la dopamina) relacionado con la búsqueda del placer del cerebro y el desarrollo de adicciones. En el caso de muchos fumadores, la exposición persistente a la nicotina provoca un consumo compulsivo, aunque conozcan los resultados dañinos que tiene para la salud. Además, el acetaldehído del humo del tabaco incrementa el efecto que tiene la nicotina sobre el cerebro. Lo peor es que los adolescentes son más susceptibles a los efectos de esta sustancia y tienen una mayor probabilidad de desarrollar adicción al tabaco.

CIFRAS ALARMANTES


Si no se revierten las cifras, en 2020 se atribuirán diez millones de fallecimientos a este hábito

El tabaco es una de las principales causas prevenibles de enfermedades crónicas y se estima que cada año mueren por su causa alrededor de cinco millones de personas, unas 55.000 en España. El escenario futuro no se prevé mejor. Los expertos vaticinan que si no se revierten las cifras, en 2020 se atribuirán diez millones de fallecimientos a este hábito. En los países desarrollados es la primera causa de muerte prematura. Los expertos en tabaquismo la consideran una enfermedad pediátrica, ya que la edad de inicio se establece en la adolescencia: los últimos datos aseguran que el 90% de los fumadores dicen haber fumado su primer cigarrillo antes de los 18 años y el 60%, antes de los 14.

En España, la edad de inicio ronda los 13 años (ser hijo de un fumador aumenta la posibilidad de adicción al tabaco), la más temprana de todo el territorio europeo, y un 30% de los jóvenes de nuestro país ya se consideran adictos al tabaco, una cifra que ha aumentado de forma considerable los últimos años. El mayor número de fumadores noveles se concentra entre adolescentes con nivel de estudios bajo y el menor, entre quienes han cursado estudios universitarios.

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