Cuando un adolescente muestra determinadas actitudes que son consideradas como malas por sus padres, lo primero que éstos deben adoptar son pautas comunes de lo que consideran debe ser un castigo para sus hijos.
Castigar sólo es efectivo, según algunos psicólogos, si el padre se asegura de que lo que impone como castigo lo es de verdad, porque si a su hijo le da igual, el castigo no sirve.
Tampoco funcionan las amenazas si no llegan a cumplirse.
Pero, con o sin castigo implicado, sería importante que el padre conociera cómo se siente él y el por qué de estas actitudes, qué le molesta tanto y por qué está tan agresivo en casa.
En cuanto a las mentiras, normalmente mentimos porque nos dan miedo las consecuencias de decir la verdad, así que cuando el hijo sea sincero, aunque no guste lo cuenta debe valorarse que se haya atrevido a decirlo.
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