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Viagra, peligros y ventajas


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La discoteca está a punto de cerrar con "I will survive" de Gloria Gaynor. Pero la noticia de la noche es que dos chicas vendrán a casa a tomar la última. Claro que, en realidad, a mí me toca una porque también está mi amigo. Y él lo tiene claro: tomará Viagra. Así que, en un despiste de ellas, se saca una cajita circular del bolsillo que contiene varias pastillas azules. Las de hoy las ha conseguido a través de internet a 5 dólares la unidad (algo menos de 4 euros), una octava parte de lo que te cobran los camellos de la disco. Y gente las compra, sin importarle quién las ha fabricado y con qué.




La pastilla de Viagra sigue en su palma. Han pasado dos segundos, tiempo más que suficiente como para pensar: "sí, vale, no me hace falta. Pero él se la va a tomar y seguro que lo borda. Y luego hablarán entre ellas. ¡No me extrañaría que la semana que viene se las calzara a las dos y que yo tuviera que conformarme con ver 'South Park' a las tres de la madrugada en Cuatro"

No soy el único que duda. Ahora mismo, Viagra (y también Ciallis y Levitra) se ha convertido en una droga social que se vende en los campus universitarios, en las discotecas, por internet y casi en cualquier parte. Pero lo más curioso del caso es que una gran parte de los 27 millones de hombres que consumen Viagra en el mundo, lo hacen sin necesitarlo, simplemente para divertirse.


Durante los últimos años, los periódicos vienen avisando de este fenómeno. En Gran Bretaña, por ejemplo, "The Sunday Times" tituló "Viagra Nation" un artículo sobre el creciente consumo de la pastilla por parte de hombres en perfecto estado de revista. "Fue lanzada hace una década como la píldora del amor para los impotentes. Pero Viagra está causando tanto dolor como placer". El texto, del que se hizo eco en España "El País", cita como efectos sociales perversos la adicción y el divorcio de parejas en las que a los problemas ya existentes se suma el que el hombre mute en ser insaciable y siempre dispuesto. Zennia Esterson, una lectora de Londres, comentaba que algunos médicos recetan pastillas de Viagra como si fueran dulces. "Mi ex marido no me dio opción de discutirlo, tuve que aceptar una situación que se convirtió en acoso y abuso", explicaba.


En otro reportaje titulado "La píldora de la idea fija", el diario argentino "Clarín" también recoge el boom del consumo irresponsable de Viagra en Argentina. El uso de la pastilla, afirman los especialistas, al convertir el acto en algo más mecánico, deja sin querer a la vista el esqueleto de las relaciones y todas sus lagunas: puesto que sólo ayuda al acoplamiento, no convierte a los amantes malos en buenos, sino todo lo contrario. Y evidencia nuestro desconocimiento sobre la sexualidad de ellas y que la penetración no lo es todo.

¿Y qué está pasando en España? Pues lo mismo. En 2007, según la consultora IMS Health, se vendieron en nuestro país 921.880 cajas de Viagra. En total, hablamos de un mercado de dos millones de cajas, que domina Pfizer, el fabricante de Viagra, con un 50% del total, repartiéndose el resto Ciallis y Levitra.


Desde que irrumpiera el "rombo azul" en las farmacias a finales de 1998, el objetivo de Pfizer ha cambiado y si al principio se dirigía al 24% de españoles de entre 40 y 70 años que sufren disfunción eréctil, ahora apunta a hombres sanos, muchos de ellos jóvenes, que toman la pastilla azul para salir de fiesta. Curiosamente, desde que irrumpió Viagra se diagnostica más disfunción eréctil que nunca, del mismo modo que cada vez hay más hombres que repentinamente creen haber enfermado.

Los especialistas, por su parte, tienen claro que una buena parte de los hombres que consumen ahora mismo Viagra en España lo hacen por pura diversión. Aparentemente no lo necesitan pero, ya se sabe, las apariencias engañan, sobre todo si uno ha bebido, fumado o consumido drogas. Y no digamos ya si ha hecho las tres cosas a la vez...


"Hemos notado que el patrón de consumo ha cambiado. Viagra ha pasado de solucionar la disfunción eréctil a tomarse para mejorar la erección en hombres sanos", señalaba en 2006 Carlos San Martín, secretario general de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS).


El uso recreativo de este medicamento, que viene registrándose desde que en 2004 se puso de moda en EE.UU., trae de cabeza a la comunidad científica. Algunos estudios han constatado que esta forma de consumir Viagra multiplica el riesgo de contagio por VIH u otras enfermedades de transmisión sexual, no por sí misma, pero si como daño "colateral", ya que al mejorar el rendimiento incrementa los comportamientos sexuales de riesgo. En otras palabras: te pones tan eufórico que te podrías llegar a enamorar de una silla.


De hecho, aunque se vende sólo en farmacias y con receta, en muchas discotecas puedes incluso comprar packs de Viagra con éxtasis (le llaman "sextasis") o mezclada con cocaína, lo que en los países anglosajones conocen por "coconuts-pokes". Incluso la Consejería de Sanidad de Murcia ha hecho público un comunicado después de detectar que los jóvenes de allí consumen Viagra para contrarrestar los efectos de impotencia que provocan el alcohol y otras drogas. Y si esto pasa en Murcia, imagínate qué no ocurrirá en Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, A Coruña o Sevilla.


"A mi consulta viene mucha gente que tiene erecciones al 100% pero que pide Viagra para salir de fiesta", confirma Javier Ruíz Romero, responsable de Andrología de la "Clínica Tres Torres" de Barcelona y del "Instituto Conceptum de Reus" (Tarragona). "Se trata de personas de 30 a 35 años que quieren tener varios orgasmos consecutivos, algo que sólo pueden conseguir tomando Viagra. Pero también vienen hombres mucho más jóvenes que se van de copas, que toman drogas de diseño y que luego tienen dificultad para tener una erección en condiciones", desvela el experto.


En opinión de este andrólogo lo más peligroso del asunto es comprar Viagra por internet. Se estima que el 10% de todo el spam (el correo basura que circula por la red) se compone de mensajes que venden la "pastilla del amor". Ahora mismo, por ejemplo, causa furor en España la Viagra india, mucho más barata y potente que la que fabrica Pfizer. "Algunas personas han entrado en coma por consumir Viagra comprada en el mercado negro. También es muy peligroso mezclar Viagra con drogas de diseño, como el éxtasis o la ketamina, ya que es muy difícil saber qué contienen y en qué cantidades. Sólo con que alguna de estas drogas incluyera un vasodilatador para abaratar los costes, el cóctel sería letal", advierte Javier Ruiz Romero (al respecto, mezclar Viagra con "Popper" es la combinación más mortífera que existe).


Con todo, la pregunta del millón que se formulan los miles de españoles que se están medicando para gozar más del sexo, a pesar de no tener una necesidad orgánica, es si no les pasará factura en un futuro.

"Viagra, al igual que otros fármacos que tratan la disfunción eréctil, no produce dependencia física, pero sí puede dejar secuelas psicológicas", contesta Ignacio Moncada. "Es decir, cuando dejas de tomar Viagra no tienes síndrome de abstinencia, pero sí que es posible que, al ser un fármaco muy efectivo, el día que no lo tengas a mano no funciones igual o que te sientas inseguro", reconoce.


"A veces el problema no es orgánico, sino psicológico", esgrime Miguel Ángel Cueto. "Cuando jóvenes, sin ningún problema sexual, no se atreven a relacionarse sin ese soporte, ponen de manifiesto la inseguridad que les envuelve. Se suelen excusar en que al final de una noche de marcha hace falta una ayuda. Otras veces lo justifican porque han consumido alcohol u otro tipo de drogas, y aunque parecen ser buenas aliadas a la hora de afrontar una relación sexual con alguien desconocido, la realidad es que son verdaderamente nocivas para la sexualidad", advierte.


En cuanto a ti, si tomas Viagra para divertirte ya puedes contar con que dará resultado. Si es tu método para dar la talla con una desconocida te convertirás en esclavo de tus actos, por lo que perderás seguridad en ti mismo y cada vez que repitas con ella en la cama o ligues de nuevo te costará 11 euros la noche como poco, el precio de situar el listón tan alto. Tan alto para ti, claro, pues puede que ella se aburra como una marmota con tus maratones de sexo.


Como comenta un sexólogo en privado, tal vez no esté lejos el día en que para asegurarte dormir siete horas te tengas que tomar una pastilla, varias de ellas para llevar una dieta variada, otra más para el sexo, etc. Tal vez entonces eches de menos una etapa de tu vida en donde la química no era tan importante y podías hacer gozar a una mujer sin pasar por la caja registradora. Así que disfruta mientras puedas, porque tiempo tendrás cuando tengas más edad de probar las excelencias de Viagra y otros fármacos parecidos. Es más, si no llega ese día, tanto más a tu favor.
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Enviado por Héctor desde Globedia.com



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